El valor liquidativo de un fondo de inversión es el precio de las participaciones del fondo. Si el valor de la cartera del fondo sube, el valor liquidativo sube. Si el valor de la cartera baja, lo mismo sucederá con el valor liquidativo. Pero ¿cómo se calcula el valor liquidativo?
Por definición, el valor liquidativo de un fondo es el resultado de dividir el patrimonio neto del fondo por el número de participaciones.
Es conveniente destacar que al patrimonio neto del fondo ya se le han descontado gastos como las comisiones, impuestos o costes de operativa, por lo que el valor liquidativo representa de forma fidedigna todos los costes que tiene que soportar el partícipe.
Y ¿qué pasa cuando un fondo recibe aportaciones? Muy sencillo: las nuevas aportaciones incrementan el patrimonio del fondo a la vez que se “crean” nuevas participaciones, por lo que el hecho de que un fondo reciba aportaciones no se traduce en una revalorización de las participaciones ya existentes. Lo mismo sucede cuando se producen reembolsos: las participaciones del inversor que decide retirar fondos “se destruyen”, sin afectar al resto de partícipes del fondo.
Esto contrasta con la naturaleza de las acciones de una empresa cotizada, dónde el número de acciones de una empresa siempre es fijo (salvo casos como splits o ampliaciones de capital) y por lo tanto el precio de una acción viene dado por la oferta y la demandada de las mismas en un momento determinado.
El cálculo del valor liquidativo de las participaciones de un fondo es realizado por la propia gestora, en la inmensa mayoría de los casos diariamente (salvo festivos o días en que los mercados financieros permanezcan cerrados) y su valor se puede consultar en la propia web de la gestora, en boletines oficiales de la bolsa, en prensa financiera o en nuestro comparador de fondos.