Si tienes ahorrado una cierta cantidad de patrimonio probablemente te estés preguntando cuál es la mejor forma de obtener rentas periódicas de los mismos a través de la inversión. Si la cifra es considerable, probablemente seas financieramente independiente y puedas vivir de ingresos pasivos. Si no, podrían servirte como ingresos extra siendo un complemento adicional a tu sueldo.
Por norma general, quienes buscan obtener rentas periódicas invierten en acciones que retribuyen a sus accionistas vía dividendos. Otra opción es invertir en bonos u obligaciones, que habitualmente pagan sus intereses una vez al año. Pero y los inversores en fondos, ¿también pueden obtener rentas periódicas?
Los fondos que retribuyen a sus partícipes se denominan fondos de distribución (su opuesto son los fondos de acumulación). Así pues, los fondos de distribución, se caracterizan porque cada cierto período de tiempo distribuyen dividendos a sus partícipes. Todas estas condiciones deben estar debidamente reflejadas en su folleto de emisión.
Es habitual encontrar fondos de distribución en su modalidad de ETF. Por ejemplo, el ETF de BBVA indexado al IBEX 35 reparte dividendos dos veces al año, a cargo de los dividendos repartidos por las compañías del IBEX 35.
A decir verdad, la inmensa mayoría de fondos de inversión –al menos los domiciliados en España– son de acumulación, esto es: capitalizan y reinvierten los beneficios obtenidos, reflejándose éstos en una revalorización del valor liquidativo del fondo. Y esto tiene una clara ventaja: generar tus propios dividendos cuándo quieras.
¿Y como obtener dividendos de un fondo de acumulación? Muy sencillo: vender (mejor dicho, reembolsar) participaciones cuando más te convenga, es decir, cuando necesites ingresos extra. Y todo esto con la ventaja de que el resto de tu inversión seguirá invertida en los activos de la cartera del fondo.