La renta fija es un contrato en que el un inversor compra deuda de un gobierno o una empresa. A cambio, el inversor recibe un interés (normalmente pagaderos anualmente) y cuando cumple el plazo el inversor recibe el principal.
Por contra, la renta variable significa comprar acciones de una empresa, que nos da derecho a recibir los futuros beneficios de la compañía. Por este motivo invertir en acciones es más arriesgado, la empresa puede reducir sus ventas, adaptarse mal a los cambios, que su competencia lo haga mejor...
Y es aquí donde reside la explicación para que la renta fija sea más segura que la inversión en bolsa. Jurídicamente, en el caso de que una empresa se liquide, de lo que quede, los bonistas tienen preferencia de cobro, quedando en último lugar los accionistas (si es que queda algo después de saldar todas sus deudas).
En el caso de que la empresa reduzca beneficios, los inversores también tienen preferencia: jurídicamente el pago de deuda tiene preferencia sobre el pago de dividendos.
En definitiva, jurídicamente los inversores en renta fija tienen preferencia de cobro ante los accionistas.
En el caso de los gobiernos, la posibilidad de suspensión de pagos es muy poco probable. Esto sin contar que los estados están respaldados por los bancos centrales, por lo que invertir en letras del tesoro u obligaciones se le considera, de lejos, la inversión más segura.
Y ya saben, cuánto menor sea el riesgo de una inversión, menos rentabilidades ofrecen. Y al revés. En una inversión con más riesgo, el inversor espera obtener una rentabilidad más elevada.
Por último, también hay que tener en cuenta la calificación crediticia de la renta fija. Cuanto mayor sea la calificación crediticia de un determinado instrumento de renta fija, más seguro se le considera.
Conociendo la naturaleza jurídica de la renta fija y la renta variable, esto mismo se puede aplicar a fondos de inversión.
Ya sabemos que no todos los fondos de inversión son iguales. Su clasificación por vocación inversora define en qué tipo de activos invierte un fondo. Las principales vocaciones inversoras son:
Renta fija: sólo invierten en vehículos de renta fija. Se les puede desglosar en renta fija emitidos por entidades de la Eurozona o internacional.
Renta variable: invierten en acciones de empresas cotizadas. Al igual que el caso anterior, se desglosa en renta variable de la Eurozona y renta variable internacional.
Por último, también existen los fondos mixtos, que para reducir el riesgo y maximizar la rentabilidad, invierten una proporción en renta fija y otra parte en renta variable.
Por qué no toda la renta fija ofrece la misma rentabilidad
Cuando una empresa o un estado emite deuda (renta fija) se coloca mediante subastas. La rentabilidad de los bonos por tanto dependerá, en esencia, de:
- La rentabilidad mínima que los inversores exijan en la subasta.
- Los tipos de interés actuales y las perspectivas de subidas o bajadas de tipos en el futuro.
Normalmente, los estados con mejor calificación crediticia tendrán más demanda, con la consecuente disminución del tipo de interés a pagar. Exactamente lo contrario para Estados con una baja calificación crediticia. Exactamente los mismos criterios se aplican en la emisión corporativos.